domingo, 18 de noviembre de 2012

La Kermés SSCC Alameda 2012.

Tramo 2. Día #4. 

Los días ahora pasan más rápido. Ya faltan sólo 6 días para terminar este tramo. Igual tengo mis quejas, pero bueno, aún quedan días para ver realmente los resultados. 

Ayer fue la Kermés de los SSCC, como todos los años un despelote inmenso de gente, entre los que esta vez se contaban la Antonia y sus amigos. 

Durante la mañana tuve un escueto desayuno, condimentado principalmente por la presión de la hora, ya que debía estar ahí antes de la 1, pero entretanto, preparar a la Antonia, dejarla con mis papás, ir al supermercado (para llevar mi colación, ya que... bueno, ahí sí que sería fácil "caer en tentación"), etc, etc, etc. 

De colación no preparé nada, porque -para variar -salí bastante tarde. Sin embargo logré llegar a la hora y pasar por un amable negocio para comprar una manzana. La manzana verde mientras caminaba por las desiertas calles sabatinas no me pudo saber más a gloria, con lo que mi ánimo y mi disposición a trabajar en el stand de la feria de las pulgas de Medio Mayor A y B era óptimo. 

Lo pasé muy bien dentro de todo, y a nuestro stand parece que le fue súper. Hasta que me empezaron a sonar las tripas... ya a las 3 de la tarde partí rumbo a la casa con la promesa de volver después, pensando que podría almorzar tranquilamente y volver con la Antonia para disfrutar un rato del resto de la fiesta... PERO me encontré con mis papis en la salida del colegio, por lo que mi "vuelta" en verdad fue sólo una humillante "vuelta en U" de un rango bien reducido. 

Mis papás no pudieron entrar por falta de entradas (plop), por lo que éramos sólo la Antonia y yo. Yo pensaba en el mejor modo de mantenerme firme con mis hábitos alimenticios, pero pensar que tenía que tener energía suficiente PARA UNA ANTONIA SUELTA me hacía considerar seriamente la posibilidad de dejar todo hasta ahí. 

Y en ese momento descubrí cosas bien buenas del evento en cuestión: 

Como éramos varios los apoderados y los niños se agrupaban para jugar, lo que hacíamos era dejar a uno cuidando a los niños mientras los otros iban a comer, y así. Entonces -igual con mis aprehensiones, de que la cabra chica no se fuera a tirar de una mesa y a caer de cabeza mientras yo estaba haciendo la fila de los anticuchos -me dirigí rauda al "sector de la comida". Veía a demasiada gente con hamburguesas (no puedo comer pan), comida china (no puedo comer... wantán), Pizza (volvamos a mi impedimento de masas), Jugos (gracias, pero no puedo), Completos (volvamos a lo del pan), Sopaipillas (bueno, eso), empanadas (Sí, masas...). Y ya pensando seriamente en el desmayo... encontré ANTICUCHOS! Sí!! como puedo comer carne, TUVE que almorzar anticuchos!! jajajajaj ya era feliz de nuevo, y con la guatita llena para hacer mi turno de cuidar a la Anto y sus amigos, que en algún momento salieron arrancando del "lugar de reunión" donde jugaban. Cuando logré alcanzarlos me di cuenta de que salieron a saludar a la Tía No-se-qué, que les devolvió el saludo y ahí me percaté de otra cosa: Como las entradas son numeradas y se reparten entre los apoderados, el riesgo de que a las 3 de la tarde encuentres a gente practicamente desconocida es muy bajo, por lo que los niños sólo se codean con sus compañeros, profesores y a veces familiares de éstos. Luego de un rato, todos comenzamos a relajarnos más con el tema del campo visual, porque apenas dejábamos de verlos, llegaban de vuelta con alguien a quien se habían encontrado. Descubrí así que la Antonia tenía una amiga en un curso más arriba y aunque no sabe como se llama, se saludan con mucho afecto. 
También vi aquellos casos en que familias enteras llegan temprano para pasar el día ahí. Les dan unas lucas a los niños que las gastan en tonteras, y se desentienden por un rato, se juntan con otros apoderados y tratan de pasarlo bien. Nadie estresado ni preocupado, y los cabros chicos se pasean por todos los stands pidiendo cosas, en cada mesa había dulces de "libre disposición" y, por supuesto los juegos inflables. 
La Antonia comió hartas porquerías y yo casi ninguna, se gastó una millonada dentro de un cocodrilo inflable que adentro tenía un león como campanilla y andaba contenta, cochina y feliz con todos sus amigos, interactuando con profesores, otros alumnos e incluso otros apoderados. (Es chistoso cuando llegan otros niños y te dicen "mamá de la Antonia, la Antonia se alejó mucho" y uno sale a buscarla). 
En fin, bien por la Kermés, salvo el hecho de que el acto principal -Dj Mendez -se ausentara, dejándolos a todos un poco con las ganas, y a la Antonia?... con la ganas de volver al día siguiente a "ese lugar". 

0 comentarios:

Publicar un comentario